V Liga Gallega de Fútbol Americano: Santiago Black Ravens 29-14 Towers

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Tarde clara y soleada en Santa Isabel para acoger, lo que se presumía iba a ser uno de los grandes partidos de la temporada,  en la Liga Gallega de Fútbol Americano.

Contrariamente a lo habitual, en esta ocasión pude llegar con el tiempo suficiente para ver el calentamiento de ambas escuadras antes del choque, y tirar unas cuantas fotos de ese momento de concentración previo a la batalla.

Es muy pedagógico ver el grado de concentración de cada jugador, los diferentes estilos en los discursos previos al sorteo inicial y disfrutar de la parafernalia que envuelve a este deporte, que es también un deporte de gestos. No se ejecutan hakas al estilo maorí, pero tanto los gritos de ánimo, como los silencios absolutos, dan muestra de lo en serio que se se toman cada partido los equipos de la liga. Es de agradecer esa entrega absoluta.

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Después de ver el resultado de los enfrentamientos previos de ambos ante el tercero el discordia, los Guardians de Vigo, era evidente que en este partido se iba a cortar el bacalao.

En el primer enfrentamiento entre ambos equipos en esta edición de la liga, los Black Ravens habían presentado su candidatura al título llevándose una victoria a domicilio de la casa de los campeones, en un partido con un resultado corto en anotación y bastante igualado, lo que me hacía suponer que las defensas habían impuesto su ley ante los ataques de ambos equipos.

Yo guardaba todavía en la retina la exhibición de los Black Ravens ante los Guardians, de la que dí cumplida cuenta en la crónica precedente. Esperaba esa misma actitud y esa misma concentración en este choque, teniendo además en cuenta, la importancia que podría tener el mismo, en la resolución final del campeonato.

Un tiro en el pie

Comenzó el partido con posesión de los Black Ravens que pillaron por sorpresa con una jugada de engaño preciosa a la defensa de los visitantes, lo que los colocó de buenas a primeras en territorio Tower. Tres buenas defensas de las campeones pararon en seco a los locales que, en una gran posición dentro del campo visitante, declinaron incomprensiblemente jugarse un cuarto down, con el consiguiente cabreo del staff técnico que había previsto esta situación previamente y había indicado jugar el down si se llegaba a producir.

Este fue la primera metedura de pata en una primer cuarto que fue un suplicio para los aspirantes Ravens.

Una desafortunada acción en el primer drive defensivo se saldó con la expulsión del partido de uno de los puntales de la defensa. A veces controlar las revoluciones puede ser difícil, pero Black Ravens deben aprender de los errores, los veteranos han de dar sosiego ante la adversidad y no convertirse en parte del problema. Sólo el trabajo de aquellos que mantuvieron la compostura después de este incidente consiguió mantener a flote a la nave Raven.

Mathy #30 inconmensurable todo el partido, sin perder la concentración en ningún momento, poniendo el ancla cuando la nave se tambaleaba y llamando al orden y a la concentración, Koti #12, reponiéndose tras haber sufrido algún desajuste en la cobertura en los primeros drives, con coste de yardas, para resurgir como un titán más adelante, Gandhi #3, Cebe #24, Jairo #47, Cancela #45 consiguieron contener la hemorragia lo suficiente, para que la terapia llegase a tiempo y el paciente no palmase cuando tenía todas las papeletas para ello.

Otros se dejaron arrastrar por los acontecimientos y dejaron que se abriese una brecha en la confianza del equipo que pudo costar muy cara.

Los Towers se aprovecharon del caos en el que se había convertido el rival y en un primer cuarto soberbio, subidos a lomos de Ariel Lareo #99, un RB del tamaño de los gigantes que viven al norte del muro en Juego de Tronos, castigaron una y otra vez a la defensa local que no encontraba la llave para parar la sangría.

Centrando la atención de la defensa en Ariel, los Towers golpearon con la velocidad de David Pérez #21, un rayo que aprovechaba el campo abierto por el gigante Ariel para masacrar con su velocidad a la línea Raven y hacía trabajar duro a la secundaria para poder frenarlo.

Consolidado el juego de carrera, poniendo a la defensa Raven donde pretendía su game plan, llegó el momento para que Carlos Pastoriza #8 soltase el brazo y pillase por sopresa a una defensa que en esos momentos estaba fuera del partido. Brais Prieto #13 aprovechó los lanzamientos profundos de su QB y los Ravens eran un trapo en manos de los Towers.

El primer cuarto terminó 0 a 14 con un dominio absoluto de los campeones sobre los locales.

El ataque Raven estaba atascado. La línea defensiva de los Towers llegaba una y otra vez hasta Ricardo García Paniagua QB #4, que o bien lanzaba forzado y era interceptado, o bien tenía que salir a la carrera intentando ganar algunas yardas en jugadas rotas.

Una bocanada de aire 

El segundo asalto trajo un pequeño respiro para los locales. La defensa comenzó a funcionar. Una intercepción de Koti #12 y varios pases desviados por la secundaria comenzaron a sembrar la duda en los campeones, cuyo juego de carrera también comenzaba a atascarse.

En esto apareció el de siempre: Pablo «Gandhi» Gandarillas #3 que aprovechó un hand off ejecutado a la perfección, para romper a la defensa visitante por todo el centro y lanzarse como un cohete en pos de las diagonales.

Todavía tuvieron los locales una chance para colocar el empate en el marcador antes del descanso pero por centímetros un pase envíado por el QB local no fue atrapado en la end zone. Tal vez hubiese sido demasiado premio para lo visto hasta ese momento en el terreno de juego.

Templanza

Llegó el descanso y, mientras los Towers se retiraban al vestuario, los Ravens rodearon a su QB, Ricardo García Paniagua, que demostró que los años de trabajo invertidos por muchos que le han guiado, y por él mismo, en su formación en lo que a este deporte se refiere, no han caído en saco roto. Como decía Silvio Rodríguez en La Canción del Elegido: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.”

Ricardo utilizó el tempo perfecto, sosegado pero firme, encontrando la palabra precisa, hablando desde el corazón. Habló del esfuerzo y del trabajo que mucha gente pone alrededor de los Black Ravens, explicó a sus compañeros que esa gente no se merecía la imagen que el equipo había dado en la primera parte del partido. Que esa sombra que se había arrastrado por el campo en la primera mitad no eran los Black Ravens, que ellos eran otro equipo y que lo sabían. Que quedaba un mundo por delante para demostrar quienes eran, y que tenían que hacerlo, por ellos mismos y por todos aquellos que, de un modo u otro, aportan su granito de arena al proyecto. Sin aspavientos. Los Black Ravens llegaron al descanso con un QB y salieron de él con un líder. No fue un mal negocio.

El tercer cuarto

La transformación que el partido sufrió tras su reanudación fue tal que nadie diría que lo visto en la primera mitad hubiese sucedido. El tercer cuarto que ejecutaron los Ravens, tanto en defensa como en ataque pasará a la historia del equipo como uno de los mejores jugados nunca sobre la hierba de Santa Isabel.

Towers lo intentaron todo, pero la actitud de los Ravens, la implicación de todos y cada uno de los jugadores de la plantilla fue simplemente imposible de manejar por la escuadra  visitante.

La defensa se convirtió en un muro impenetrable, forzó dos fumbles (uno de ellos en un soberbio strip sack de Rubén “Cobra” Alonso #6, al más puro estilo Von Miller) que contuvo el juego de carrera de los Towers e imposibilitó su juego aéreo.

El ataque liderado por un Ricardo García Paniagua #4 espectacular, dando ejemplo tras las palabras del descanso, se convirtió en un ciclón imposible para la defensa de los campeones. Gandhi #3 con sus tres TD tomó el relevo anotador en este partido aprovechando el trabajo de sus compañeros y tanto Cebe #24, como Koti #12 y Wally “Lacy” Valero #23 (con una anotación memorable en una recepción acrobática), fueron dando estocadas a una defensa visitante impotente ante el arsenal de opciones del ataque local.

El 22 a 0 de parcial de este tercer cuarto lo dice todo.

En el último cuarto unos Towers que no bajaron la guardia en ningún momento lo intentaron, pero la defensa local y el cansancio que había hecho mella en ambas escuadras, hicieron que el marcador no se moviese hasta el final.

Los Black Ravens que venían de un 0 a 14 en el primer cuarto le endosaron a los campeones un parcial de 29 a 0 para cerrar un partido que se recordará durante mucho tiempo por el buen hacer de ambos equipos sobre el terreno de juego.

Enhorabuena a los Towers por su saber hacer, su fair play y por no bajar los brazos en ningún momento.

Enhorabuena a los Black Ravens por la victoria, sí, pero por encima de todo por haber encontrado, por fin, una verdadera identidad.

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Feliz año a todos los aficionados al fútbol americano en Galicia.

A la vuelta del año, más y mejor fútbol, si fuese posible.

Ahora solo falta que Aaron Rodgers y mis Packers tomen Detroit en el Sunday Night Football…Kings of the North!!!

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